Revista Luthor, nro. 57 (noviembre 2023) ISSN: 18573-3272
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Literatura y clarividencia
Sarmiento, Arlt, Fogwill
Manuel Cantón
La literatura argentina ha producido autores capaces de ver más allá del presente.
Sarmiento, a través de sus viajes y mapas, superpone el futuro de Estados Unidos al
presente argentino. Arlt, más individualista, presenta inventos frustrados y delirios que
cifran la forma futura de la realidad. Fogwill, obsesionado por el dinero, destaca por su
visión ajena y descarnada de la sociedad, con Los pichiciegos un ejemplo de su
clarividencia al prever el final de la guerra de Malvinas. Cada autor utiliza la técnica y la
ensoñación de manera única.
* * *
Hay libros que le hablan al futuro. La clarividencia no es apuesta, no es
futurología, no es especulación; es solo lo que indica su nombre: la
facultad de ver claro lo que está oscuro. Y lo que está oscuro es, casi
siempre, el porvenir.
La clarividencia ocurre en el aquí y en el ahora, pero solo puede
verificarse en el después. Funciona como los acertijos de los oráculos: el
sentido de sus palabras se entiende a posteriori, cuando los hechos
anticipados ya ocurrieron. Lo predicho tiene que cumplirse para revelar
la clave del acertijo. La clarividencia es, entonces, un efecto de lectura y
una intención de escritura.
Aunque sea clarividente, el que ve el que escribe es estrictamente
contemporáneo. Se actualiza en el futuro, pero su literatura es siempre
actual. En este sentido, la clarividencia no puede coincidir nunca con la
ciencia ficción, que proyecta el presente hacia el futuro; o quizás esto
sería más exacto, que usa al futuro para hablar del presente. La
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clarividencia, en cambio, trae el futuro hacia el presente. Hace ocurrir ahora
lo que todavía no es.
Por eso la literatura clarividente no es realista. Se basa como toda
literatura en lo real; pero lo torsiona, lo desarma y lo delira hasta
convertirlo en algo distinto, que todavía no es. Su método es la
alucinación, y su resultado es el asombro.
La literatura argentina ha dado grandes clarividentes. Nombremos tres:
Sarmiento, Arlt, Fogwill.
Sarmiento
Un visionario, dicen. Sobre todo: un visionario, dice él.
La clarividencia de Sarmiento trae un problema metodológico. Da la
casualidad de que él, Sarmiento, autor del Facundo, cronista del Ejército
Grande, pluma afilada y lengua de plata; él, Sarmiento, enemigo de
Rosas, amigo de mismo, mitómano risible, enamorado de Europa; él,
Sarmiento, racista decimonónico, mejor escritor en español de su siglo
y quizás esa distinción le queda corta; él, Sarmiento, da la casualidad,
fue también presidente de la República Argentina.
Salgamos entonces de Argentina, y vayamos a un lugar donde su
influencia material haya sido menos notable. Entre 1845 y 1848,
Sarmiento hizo un largo viaje que lo llevó por África, Europa y Estados
Unidos. Lo hizo