Revista Luthor, nro. 57 (noviembre 2023) ISSN: 18573-3272
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Apuntes para la manufactura de
un género menor
Reflexiones sobre fantasía y academia
Guadalupe Campos
¿Dónde y cómo se estudia la ficción que pertenece al género fantasía? ¿Por qué no
alcanzó el nivel de validación de otros géneros que alguna vez fueron considerados
“menores” como el policial y la ciencia ficción? La categoría de “ficción especulativa”,
en la que a veces se la subsume, no resuelve la cuestión. Este artículo retoma algunas
de las ideas de “Las dificultades de tramitar una visa habitando el país de las hadas” de
la misma autora.
* * *
Es una verdad de perogrullo que no existe academia sin una cuota de
esnobismo, ni antiacademicismo sin una dosis de estupidez
1
. Este
artículo pretende habitar la estrecha franja entre ambas trincheras. Por
una parte, la existencia de espacios de estudio formal e intensivo, la
reflexión y la creación de conocimiento sobre realidades culturales de
gran relevancia es innegable: nada bueno salió jamás de los intentos de
limitar y vaciar la academia. Plegarse a discursos ociosos sobre la
supuesta inutilidad de pensar con seriedad y método nuestras
manifestaciones culturales, históricamente, solo ha dado lugar a la
naturalización de los peores constructos ideológicos, para apuntalar la
clase de sentidos comunes que justifican hambre, desigualdad, opresión
1
Y ni hablemos del tipo particular de esnobismo estúpido de quien consigue meter la
pata en las dos zanjas, se hace el banana y performa antiacademicismo desde un cargo
de profesor regular con dedicación exclusiva en una universidad grande.
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y genocidios
2
. Por otra parte, no obstante, también cabe interrogar la
configuración de estos espacios académico-culturales y la forma en que
se erigen en medios de validación social de manifestaciones artísticas, un
poco a la manera en que las grandes revistas de moda se arrogan ser los
espacios de validación de tendencias de vestimenta
3
.
Las ideas que aquí se exponen funcionan como una continuación de las
expuestas en un artículo anterior, “Las dificultades de tramitar una visa
habitando el país de las hadas”. No recapitularé aquí todas las ideas allí
(desordenadamente) expuestas, pero retomaré una de ellas: el lugar
eternamente postergado de la fantasía como objeto de estudio
académico y la consecuente norma consuetudinaria de que si se
pretende reflexionar sobre una obra de fantasía, se hará casi siempre
dedicando un tiempo infinito a explicar por qué, y a justificar que tal obra
o tal otra merece estudio a pesar de su pertenencia genérica, como si
hiciera falta alguna clase de pedido de disculpas. Bien, creo que, ante
todo, frente a esto, se impone la necesidad de invertir esa pregunta: ¿por
qué lectores altamente capacitades, con una profusa carrera de
investigación literaria y observaciones brillantes sobre sus campos,
profieren las excusas más baladíes (si no lisa y llanamente tontas) para
justificar la supuesta irrelevancia de siquiera leer a título informativo
2
Y no debiera ser ninguna sorpresa que los movimientos de ultraderecha fascista en
alza hoy en día sean los primeros en enarbolar la desacademización de las
humanidades, su reemplazo por herramientas de propaganda y por formas de
producción crecientemente deshumanizadas.
3
Que no es sino una forma un poco rebuscada de decir que la academia también es la
usina de generación de las grandes modas culturales, aquello que queda bien decir en
la pulida sociedad que estás leyendo, viendo o escuchando. Y por ende, también, qué es
lo que no. Volveremos más adelante sobre esto.
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obras de un género ficcional central a la producción cultural occidental
desde fines del siglo XIX para acá?
Especulación y concesiones
Como siempre que se excluye una categoría completa de la experiencia
de algún sitio, la primera protesta de quien ejerce esta exclusión tiende
a