Revista Luthor, nro. 60 (junio 2025) ISSN: 18573-3272
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Queremos tanto a Oesterheld
Literatura y diferencias ideológicas en dos clásicos de
la ciencia ficción.
Maximiliano Brina
Este texto aborda dos obras de ciencia ficción que, aunque comparten algunos
elementos, reflejan profundas diferencias ideológicas y políticas: El Eternauta de Héctor
Germán Oesterheld y Starship Troopers de Robert Heinlein. Ambas obras fueron
publicadas a finales de la década de 1950 y tienen algunos elementos superficiales en
común. Sin embargo, las diferencias fundamentales surgen cuando se examinan las
trayectorias políticas de los autores y cómo sus contextos históricos influyeron en sus
respectivas obras.
* * *
La casualidad es un criterio poco riguroso para sostener un estudio crítico
pero es una buena excusa para acercarse a un corpus textual y reconocer
el terreno para la eventual elaboración de una hipótesis más compleja.
En esas coordenadas queremos articular dos textos y dos autores, El
Eternauta, de Héctor Germán Oesterheld y Starship Troopers (Tropas del
espacio), de Robert Heinlein. Nos interesa el contraste entre los puntos
en común y las diferencias fundamentales entre ambos textos y sus
autores.
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Ambas aparecieron a finales de la década de 1950, El Eternauta en 1957 y
Starship Troopers en 1959. Ambas se enmarcan en la temática de la
invasión extraterrestre, en ambas los invasores son o utilizan insectos
gigantes en sus incursiones (“cascarudos” y “gurbos”, y “chinches”
(“bugs”)). El Eternauta se desarrolla en Buenos Aires, Starship Troopers
comienza con la destrucción de la capital argentina. Los protagonistas
comparten el nombre, Juan Salvo y John “Johnnie” Rico. A estas
coincidencias superficiales podríamos sumar que ambos autores dejaron
sus carreras (la geología en el caso de Oesterheld, la marina en el de
Heinlein) por la escritura y comenzaron a publicar alrededor de 1940.
Ambos fueron fundamentales para el desarrollo de la ciencia ficción en
sus respectivos países. Sin embargo es aquí donde aparece la diferencia
fundamental, el posicionamiento político de ambos. Esto no es menor
dado que la escritura, publicación y recepción de sus textos estuvo
permeada por la coyuntura histórica; una lectura en clave política, que
tome en cuenta dicha coyuntura, es menos una opción que una
demanda.
La trayectoria política de Robert Heinlein se caracteriza por una
transformación ideológica que se transparenta en su producción
literaria. Si sus inicios estuvieron marcados por una clara afinidad con las
ideas libertarias y el partido demócrata, al que apoyó activamente en la
elección para gobernador de California en 1934 y en posteriores acciones
anticomunistas, hacia el fin de la segunda guerra mundial comenzó a
evidenciar posturas cada vez más conservadoras. En esta época se
inscriben textos como su primera novela, For Us, the Living: A Comedy of
Customs (escrita entre 1938 y 1939 aunque recién se publicó
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póstumamente en 2003) que consistía principalmente en discursos en
defensa de una variedad de temas caros al autor como el amor libre o la
filosofía del Crédito Social hilvanados mediante el motivo del durmiente
que despierta en una (utópica) sociedad futura, y el cuento "Misfit" (su
segunda publicación; en el número de noviembre de 1939 de Astounding),
donde presentaba una organización similar al Cuerpo de Conservación
Civil de Roosevelt, proyectado al espacio exterior. Sobre su evolución
ideológica Heinlein comentó:
in the course of thirty years, I became some what pessimistic about
political solutions [...] At the time I wrote Methuselah's Children [1941] I was
still politically quite naïve and still had hopes that various libertarian
notions could be put over by political processes... It [now] seems to me
that every time we manage to establish one freedom, they take another
one away. Maybe two. And that seems to me characteristic of a society as
it gets older, and more crowded, and higher taxes, and more laws.
En cierto sentido, esta evolución culmina con Starship Troopers. El
disparador fue una solicitada del National Committee for a SANE Nuclear
Policy en 1958 en contra de las pruebas de armamento atómico. La
escalada nuclear, la guerra fría, el “peligro rojoeran los temas de rigueur
en la agenda política de entonces y se infiltraron en varias obras de
ciencia ficción, no solo las de Heinlein, recordemos películas como The
Thing from Another World (Christian Nyby/Howard Hawks, 1951)
1
o
Invasion of the Body Snatchers (Don Siegel, 1956). Como respuesta
1
Incidentalmente, también en 1959 Oesterheld adaptó junto con Alberto Breccia el
texto de John Campbell Who Goes There? (1938) en el que se basó la película. Con el título
“Tres ojos”, esta aventura de Sherlock Time apareció entre los números 89 y 104 de Hora
Cero.
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Heinlein publicó su propia solicitada, un virulento panfleto anticomunista
titulado “Who Are the Heirs of Patrick Henry?”:
Today both sides, Freedom and Red Tyranny, are armed with nuclear
weapons... and the Communists are again using our own people to try to
shame or scare us into throwing our weapons away. These proposals are
not a road to world peace, they are abject surrender to tyranny. If we fall
for them, then in weeks or months or a few years at most, Old Glory will
be hauled down for the last time and the whole planet will be ruled by the
Butchers of Budapest.
El texto sumó unas 500 firmas, enemistó a Heinlein con Isaac Asimov (y
más tarde con Arthur Clarke, Carl Sagan y otros) y se convirtió en el
germen de Starship Troopers. La novela presenta una sociedad futura
donde el servicio al estado se convierte en el requisito fundamental para
la participación democrática; así, por ejemplo,el derecho al voto y la plena
ciudadanía solo se obtienen tras completar un período de servicio
federal, generalmente (aunque no exclusivamente) en las fuerzas
armadas:
we have democracy unlimited by race, color, creed, birth, wealth, sex, or
conviction, and anyone may win sovereign power by a usually short and
not too arduous term of service [...] Since sovereign franchise is the
ultimate in human authority, we insure that all who wield it accept the
ultimate in social responsibilitywe require each person who wishes to
exert control over the state to wager his own lifeand lose it, if need be
to save the life of the state. The maximum responsibility a human can
accept is thus equated to the ultimate authority a human can exert.
En dicho sistema, la guerra no es más que un instrumento del poder
estatal, despojada de consideraciones éticas o humanitarias: “War is not
violence and killing, pure and simple; war is controlled violence, for a
purpose. The purpose of war is to support your government's decisions
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by force”. La novela introduce, mediante unas clases de "Historia y
Filosofía Moral" impartidas por el teniente coronel retirado Dubois, una
crítica directa a las sociedades democráticas del siglo XX. Estas
experimentaron un deterioro progresivo del orden social y la seguridad
pública como resultado de conceder cada vez más derechos a sus
ciudadanos sin imponer responsabilidades correspondientes.
La recepción siempre fue conflictiva, entre lectores y críticos que la
tildaron de fascista, antidemocrática y militarista, por un lado, y el éxito
de ventas y el premio Hugo en 1960, por otro:
The “Patrick Henry” ad shocked ‘em; Starship Troopers outraged ’em. I still
can’t see how that book got a Hugo. It continues to get lots of nasty “fan”
mail and not much favorable fan mail... but it sells and sells and sells and
sells, in eleven languages. It doesn’t slow down—four new contracts just
this year. And yet I almost never hear of it save when someone wants to
chew me out over it. I don’t understand it.
Las respuestas de Heinlein a estas acusaciones, fundadas principalmente
en el viejo truco de “me leyeron mal”, aparecen sintetizadas en el extenso
escrito que acompañó la reedición de “Who Are the Heirs of Patrick
Henry?” en el volumen Expanded Universe (1980) donde declaró:
I think I know what offends most of my critics the most about Starship
Troopers: It is the dismaying idea that a voice in governing the state should
be earned instead of being handed to anyone who is 18 years old and has
a body temperature near 37°C.
But there ain't no such thing as a free lunch.
Democracies usually collapse not too long after the plebs discover that
they can vote themselves bread and circuses... for a while. Either read
history or watch the daily papers; it is now happening here.
En breve, la novela no idealizaría una dictadura militar, sino una
meritocracia cívico-militar basada en el compromiso con el bien común
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en un sistema voluntario y no coercitivo donde cualquiera puede intentar
obtener la ciudadanía tras prestar un servicio al estado.
En marcado contraste, la evolución de El Eternauta y el compromiso
político de Oesterheld se desarrolló en el turbulento contexto político de
Latinoamérica y Argentina. La primera edición en Hora Cero, con la
revolución libertadora y los fusilamientos de José León Suárez en un
horizonte muy cercano. La segunda versión (1969), con el Cordobazo y el
surgimiento del ERP y Montoneros. La segunda parte (1976), con la
dictadura
2
. La radicalización coincide con la intensificación del
compromiso político del autor. Así, la segunda versión, más “subversiva”
y oscura que la original, contextualiza la historia en la entrega de
Sudamérica al invasor por parte de las grandes potencias como una
forma de salvarse
3
; lo que suscita la amarga reflexión de Favalli:
¿De qte extrañas, Juan? Si en verdad los grandes países nos tuvieron
siempre atados de pies y manos... El invasor eran antes los países
explotadores, los grandes consorcios... Sus nevadas mortales eran la
miseria, el atraso, nuestros propios pequeños egoísmos manejados desde
2
Un dato, cada una de estas versiones se publicaron durante gobiernos militares
(Aramburu, Onganía, Videla) que nunca las censuraron como sí hicieron con la Vida del
Che. La obra, de Oesterheld y los Breccia, retirada de circulación y destruida en 1968
pudo publicarse cuarenta años más tarde gracias a que Enrique Breccia había
resguardado los paneles originales.
3
Tras el abrupto fin de la publicación en Gente. Oesterheld comenzó a publicar, con
dibujos de León Napoo y Gustavo Trigo, La Guerra de los Antartes en 2001. El texto
presentaba a un grupo de extraterrestres que se establecen en la Antártida y reclaman
la entrega de latinoamérica. Para probar su poder destruyen una ciudad
norteamericana y una rusa lo que abrirá el debate y la toma de posiciones entre
obedecer el requerimiento del invasor o luchar contra él (por supuesto, las potencias se
decantan por la entrega). Para Pablo de Santis “No hubo otro texto de la izquierda
peronista que trabajara, en forma de ficción, sus proyecciones políticas”.
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fuera... por nuestra propia culpa sufrimos la invasión, Juan, nuestra culpa
es ser débiles, flojos, por eso nos eligió el invasor. En la manada, el animal
enfermo sin fuerzas es el que atrae al león... ¡El león caza al débil, nunca al
fuerte!
Fue, sin embargo, el dibujo de Breccia la causa enarbolada por el editor
para apurar su final. Guillermo Saccomanno la describe como
un relato lúcido, que arranca lenta y puntillosamente el trazado de una
metáfora: la invasión. En la medida en que el relato profundiza en las
contradicciones de un grupo humano, que debe actuar, pensar y volver a
actuar siempre en grupo para defender su condición humana, el editor
responsable de la revista Gente, en la cual se publica la obra, decide
abortarla con final precipitado.
La segunda parte es una historia de la resistencia guerrillera, con una
ciudad diezmada, ya ganada por "Ellos". Oesterheld, que se incluye en la
historia como narrador y acompañante de Salvo, escribió los guiones
desde la clandestinidad y, de hecho, Solano López llegó a plantear dudas
sobre autoría de los últimos por algunos elementos temáticos “raros” y
el hecho de que estuvieran mecanografiados cuando, en general, le
llegaban manuscritos. Como sabemos, Oesterheld fue secuestrado por
las fuerzas armadas el 27 de abril de 1977.
El Eternauta es un contrapunto ideológico de Starship Troopers. A
diferencia de la obra de Heinlein, donde una estructura militar
institucionalizada se presenta como solución a los problemas sociales, la
obra de Oesterheld propone la resistencia horizontal, colectiva y solidaria
como respuesta a la amenaza externa, como él mismo escribiera en el
prólogo: “El héroe verdadero de El Eternauta es un héroe colectivo, un
grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo:
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el único héroe válido es el héroe ‘en grupoʼ, nunca el héroe individual, el
héroe solo”
4
.
De esta forma, en las antípodas de Heinlein, aun en los momentos que
Salvo (y el relato) se radicalizan, la representación de combates y
acciones armadas se alejan de la glorificación del conflicto bélico, el
heroísmo, etc., en nea con la visión más humanista e, incluso,
antimilitarista de Ernie Pike, que Oesterheld empezó a publicar también
en Hora Cero en 1957, inicialmente con dibujos de Hugo Pratt. Este
carácter horizontal, solidario, que recorre su obra
5
pero es
particularmente central en El Eternauta no es una mera reformulación
estética del género, es parte de su compromiso ético y político. La
preocupación por el otro, la historieta como una herramienta de lucha
más; “Cada día es mayor la cantidad de adultos que sigue con interés las
historietas. y es justo que el material que se les ofrece sea serio y
honesto. Muchos no tienen acceso a otra literatura que las historietas.
por lo tanto, se impone una ética”, sostenía en una entrevista que le
hicieran Carlos Trillo y Saccomanno. Este último propone que
4
Una deconstrucción, si se nos permite, del (super)héroe norteamericano de
historietas. De hecho, Oscar Masotta describe a Mort Cinder, que aparece en 1962, con
dibujos de Breccia (y que tiene varios puntos en común con Juan Salvo), como “ideado
según el clásico y valedero esquema del superhéroe”, en particular, The Spirit y The
Phantom sobre el que opera una "inversión". Una historia con un “humanismo
característico de otros guiones de Oesterheld [...] la idea de que los hombres
individuales son más importantes que las naciones, y que el verdadero saldo de las
guerras no es más que el inutil o absurdo ejercicio de la crueldad”.
5
Osvaldo Aguirre sostiene en relación a Ernie Pike que la “perspectiva antibélica y
humanista [...] es la clave del realismo de la serie y de la ruptura que introduce en su
género: abandonar los estereotipos y los maniqueísmos y concentrarse en el drama
concreto de la personas arrojadas al campo de batalla [...] Oesterheld planteó el mismo
recurso como forma de innovación en los otros géneros que abordó [ciencia ficción,
western, bélico]".
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Con no menos intuición que conciencia, Oesterheld asumió el riesgo
intelectual que le planteaba su oficio -agrega-. Lo asumió con una entera
y totalizadora voluntad narrativa al emplear un género marginado,
maldito para las elites. La percepción ética de su trabajo era también
rigurosamente ideológica: Oesterheld sabía que aquellos lectores de
kiosco que seguían sus historias no tenían acceso a otra clase de literatura.
De ninguna manera condescendía a la demagogia en su narrativa.
Oesterheld no era ingenuo, sabía que la literatura tenía mayor prestigio
pero eso no lo amilanaba, sabía también que con la historieta podía llegar
a más gente:
T[rillo]: ¿Nunca te dio vergüenza escribir historietas?
O[esterheld]: No.
T: Por esa división que se hace con frecuencia entre géneros mayores y
géneros menores, te lo pregunto.
O: No, al contrario. La historieta es un género mayor. Porque, ¿con qué
criterio definimos lo que es mayor o es menor? Para mí, objetivamente,
género mayor es cuando se tiene una audiencia mayor. Y yo tengo una
audiencia mucho mayor que Borges. De lejos, y estoy seguro que Borges
también hubiera querido escribir guiones. Como tantos escritores
argentinos.
S[accomanno]: Entonces no vamos a insistir más preguntándote sobre
guionistas.
O: Les repito. Yo casi no leo historietas, yo leo literatura. Leo
constantemente. Y si Borges saca una cosa, voy y la compro. Esas son mis
fuentes. Y lo digo sin culpa. Leo buenos autores: Stevenson, desde chico.
O Salgari, ya les dije.
No debería llamar la atención, entonces, la continuidad entre ambos
medios, la presencia intertextual de Robinson Crusoe en las primeras
versiones de El Eternauta
6
o el interrumpido intento de novelizarla. Un
6
No eran pocas las voces que se pronunciaban sobre esta continuidad entre literatura
e historieta, vale recordar a modo de ejemplo la revista de Oscar Masotta que citamos
más arriba, activa entre 1968 y 1969, titulada LD, Literatura dibujada.
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lector voraz consciente del valor y potencia de ambos medios, Oesterheld
tomaba de la literatura lo que le que resultaba valioso a sus guiones, sin
problemas en relegar a Ernest Hemingway o Norman Mailer en favor del
“olvidado” Stephen Crane, para moldear a Ernie Pike, junto a “grandes
películas italianas [como] Paisá o Roma Ciudad Abierta”. No es ocioso que
en su lectura de El Eternauta Saccomanno ponga el texto en serie con
Martín Fierro y Pablo de Santis, a su vez, lo haga con Invasión (Hugo
Santiago, 1969). Destacar este aspecto “transmedial” no es banal, es
darle el lugar central que le corresponde a su obra. Así mismo, este
aspecto cobra relevancia también en la medida en que mientras El
Eternauta y otras obras de Oesterheld estuvieron retenidas en manos de
editores europeos y locales
7
que obstaculizaron nuevas apariciones,
fueron principalmente los fans quienes lo mantuvieron viajando por el
Continum 4 a través de fanzines, animaciones, radioteatros, canciones
8
o
proyectos como El regreso, con guión de Pablo Maiztegui y dibujos de
Solano López, y la propuesta en clave museística (y multimedia) Huellas
de la invasión.
Y los que siguen apareciendo.
7
Fueron varios los casos de “apropiación” de obras de Oesterheld que fueron
publicadas sin reconocerle la autoría; de hecho, la entrevista que citamos arriba finaliza
declarando la necesidad de ir a Europa “cuanto antes, para recuperar la paternidad de
algunos de mis personajes”. El caso de El Eternauta fue complejo y largo, recién se
resolvió en 2018.
8
Más que recomendable la investigación del universo de El Eternauta bajo el enfoque
de la narrativa transmedia realizado por Tomas Bergero, disponible en
https://continum.tomasbergero.com/ y el capítulo “El Eternauta: Transmedia
Expansions. Political Resistance and Popular Appropriations of a Human Hero” donde
Carlos Scolari aborda la adaptabilidad de El Eternauta como narrativa cultural en
respuesta a cambios de coyunturas políticas y sociales con foco en el caso del
“Nestornauta”.
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En una coyuntura histórica donde los discursos libertarios a la Heinlein
cobran fuerza y para cada vez más personas los fundamentos ideológicos
de la sociedad de Starship Troopers ya no parecen tan desproporcionados,
la pregunta final de El Eternauta vuelve con fuerza: “¿Será posible?”.
Mientras, seguimos leyendo a Oesterheld con la esperanza de que
todavía haya consenso para lograr una heroicidad colectiva para esquivar
la pesadilla en que los Ellos de turno diluyan el mensaje en un par de
slogans para el consumo de hombres-robot, embobados e insensibles al
grito que resuena desde ese otro gran texto argentino de 1957, “No me
dejen solo, hijos de puta”.
Referencias bibliográficas
Aguirre, O. (1998). "La verdadera guerra" en Paredón y después nro. 9.
De Santis, P. (1998). "Sudamérica para los Antartes" en Oesterheld, H. y
Trigo, G. La guerra de los Antartes. Buenos Aires: Ediciones Colihue.
De Santis, P. (2003). "La invasión. Historieta y política" en Tram(p)as de la
comunicación y la cultura nro. 11.
Heinlein, R. (1980). Expanded Universe. New York: ACE Books.
Masotta, O. (1969). "Breccia de cerca" en LD Literatura dibujada nro. 3.
Saccomano, G. y Trillo, G. (1980). Historia de la historieta argentina. Buenos
Aires: Record.
Saccomano, G. (1982). "Una revista fresca y una historieta podrida", en
Oesterheld, H. y Breccia, A. El Eternauta. Buenos Aires: Ediciones de la
Urraca.
Saccomano, G. (2022). "La narración de un desaparecido", en Oesterheld,
H. y Solano López, F. El Eternauta. Buenos Aires: Planeta.
Sasturain, J. (ed.) (1985). El libro de Fierro/1. Especial Oesterheld (1952-64).
Buenos Aires: Ediciones de la Urraca.
Schulman, N. (1990). The Robert Heinlein interview and other Heinleiniana.
Mill Valley: Pulpless.com, Inc.
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Scolari, C., Bertetti, P. y Freeman, M. (2014). Transmedia Archaeology:
Storytelling in the Borderlines of Science Fiction, Comics and Pulp Magazines.
New York: Palmgrave Macmillan.